Friday, December 21, 2007

 

Ecología y rentabilidad

La defensa del medio ambiente es considerada por muchos como un comportamiento desinteresado, despojado del propósito de mejores rentas. Ese prejuicio ha jugado un papel obstructor en la correcta comprensión de las advertencias o propuestas de los ecologistas orientados a proteger los recursos naturales del deterioro irracional provocado por quienes sólo se han movido por objetivos económicos accesibles en el corto plazo. Cuando se examina más ampliamente la realidad de la producción y las obras de la industria humana, se perciben otros horizontes y se aprende a conciliar mejor la actividad productiva con la protección de los recursos naturales. Incluso, puede descubrirse que, al operar de tal modo, se incrementan las ganancias. En ese plano se ubican las empresas que han ido adecuando las exigencias de su trabajo con las demandas que apuntan a reducir aquello que daña al ambiente. Ese avance es el que viene ocurriendo en grandes firmas con sede en los Estados Unidos, según informa George Anders en un artículo de reciente aparición en The Wall Street Journal . Es el caso de empresas que, como Hewlett Packard y General Electric, han apuntado a la reducción del consumo de energía como norma de perfeccionamiento en los productos que ofrecen al público. Este hecho revela una evolución favorable en las actitudes y comportamientos que movilizan la industria y el comercio. El positivo efecto logrado en las ventas de computadoras como de maquinarias constituye hoy un acicate para el ingenio de quienes producen y buscan acentuar ese beneficio. El cambio comentado resulta alentador. Debe reconocerse que en ello ha obrado el creciente reclamo del consumidor por productos que permitan ahorrar energía. Sobre esta demanda se ha orientado la producción, que todavía en la última década del siglo XX no concedía al ahorro energético la significación que hoy se le otorga. El tema ambiental es complejo y posee numerosas facetas. Muy frecuentemente se critica con razón la demora de los gobiernos en adoptar las medidas que urgentemente se requieren para evitar catástrofes ambientales. Esa lentitud para asumir decisiones indispensables en defensa de la vida planetaria se ha vinculado con los compromisos económicos y políticos contraídos por algunos gobiernos que dieron primacía a los intereses industriales, como ha sido el caso de los Estados Unidos. Las actitudes que ahora se manifiestan en sectores empresarios de ese país abren mejores posibilidades con relación a las acciones futuras de protección ambiental. Se trata de un paso valioso para despejar el camino de las decisiones deseadas.

http://www.lanacion.com.ar/opinion/nota.asp?nota_id=972668

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