Friday, October 05, 2007

 

Argentina: en Salta sigue el saqueo. Todo un pueblo está en peligro por el desmonte de una selva

Se trata de los habitantes de la zona salteña de Las yungas, los aborígenes debieron abandonar el bosque porque la tala los dejó sin agua ni comida. La Secretaría de Medio Ambiente de Salta autorizó el desmonte de 228.835 hectáreas, el equivalente a 12 veces la Ciudad de Buenos Aires.



Las topadoras avanzan con la potencia de un tanque de guerra y arrasan, cada dos minutos, con una hectárea de bosque nativo argentino. En la porción salteña de la Selva de Yungas, el avance de la agricultura late como una bomba de tiempo: las comunidades que vivían en el monte superpoblaron los asentamientos de Orán, la ciudad más cercana, y ahora mendigan por sus calles de polvo.

Sin árboles que contengan el agua, el pueblo más cercano: Orán, se inunda y su gente está aprendiendo a convivir con la presencia crónica de enfermedades: hantavirus, leishmaniasis y dengue. La selva de Yungas está en emergencia forestal. Y la gente de Orán vive bajo esa amenaza.

Un informe de la Secretaría de Ambiente de la Nación enciende la alarma: entre 2002 y 2006, la pérdida de bosques salteños se duplicó en relación al período 1998-2002. Según Greenpeace, en 2007 la secretaría de Medio Ambiente de Salta convocó a audiencias públicas para autorizar el desmonte de 228.835 hectáreas: el equivalente a 12 veces la Ciudad de Buenos Aires.

"La protección de bosques no es una mera demanda ecologista de atrasados que no ven el progreso", dice Walter Pengue, director del postgrado de Economía Ecológica de la UBA. Se refiere a que la decisión de hipotecar el ambiente en nombre del desarrollo ya impacta en la gente. Orán muestra las huellas horizontales de las inundaciones. "Sin árboles se reorienta el agua, los suelos se impermeabilizan y los pueblos se inundan", explica a Clarín Jorge Morello, doctor en ciencias naturales. El pronóstico no es alentador: "La falta de cobertura vegetal reduce la capacidad de la selva de retener agua. Por eso, como pasó en Tartagal, podrían haber aludes", completa Daniel Somma, doctor en ciencias ambientales.

Según el último censo, en Orán viven 124.000 personas. Esa ciudad es hoy tierra de contrastes: camionetas 4x4 que se rozan con pobladores de las etnias kolla, avá guaraní y wichí que, indirectamente, fueron expulsados de sus tierras: "A los campesinos y a los aborígenes se les cerró hasta el acceso al agua. Ahora viven en asentamientos y en condiciones de subalimentación: antes cazaban o pescaban, hoy comen en los basurales", cuenta Morello.

"Es mentira que el desmonte provoca inundaciones, cambios climáticos o que aumenta los casos de leishmaniasis. Y si los indígenas migran a las ciudades es porque allí encuentran mejores condiciones de vida. El desmonte es una etapa de un proceso productivo y el impacto positivo a largo plazo es más importante que el impacto negativo inmediato", dijo a Clarín Gustavo López Ascencio, secretario de Medio Ambiente de Salta.

Salta autorizó el desmonte de 1.670 hectáreas para que una empresa pueda sembrar soja. Las tierras están en el territorio que fue incluido por la UNESCO en la reserva mundial de biosfera. ¿Qué significa? Según la web del municipio de Orán, "satisfacer las necesidades de la generación presente sin comprometer las de las generaciones futuras". Los hechos dicen otra cosa. www.ecoportal.net

Minutouno
www.minutouno.com/


http://www.ecoportal.net/content/view/full/72926

Comments: Post a Comment



<< Home

This page is powered by Blogger. Isn't yours?