Tuesday, July 03, 2007
Clima: El cambio que se impone
Los expertos admiten que hasta hace poco hablar de cambio climático era como hablar de un futuro lejano, pero la velocidad con que se impuso ayudó a la comprensión de que el problema requiere atención y respuesta hoy.
El cambio climático no sólo se impone como desafío para ajustar procesos productivos sino para pensar el territorio desde un punto de vista más amplio y complejo. Este es, según la comunidad científica, el paso previo a la construcción de una estrategia de aprovechamiento de los recursos, sin descuidar la conservación. El informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, impulsado por las Naciones Unidas, puso la voz de alarma. Allí se señala la importancia del ordenamiento territorial como recurso para mitigar los efectos de la variabilidad del clima en la economía agroindustrial. El concepto relaciona la gestión de un área y el impacto ecológico ambiental. Supone una evaluación previa de los beneficios y costos eventuales de cualquier cambio en el aprovechamiento de los recursos naturales y materiales de un ambiente específico. "En el caso de la actividad agropecuaria implica diferenciar políticas específicas para distintas ecorregiones y ecosistemas de acuerdo con su potencial económico y ecológico. Por ejemplo, impulsar la intensificación agrícola en la pradera pampeana tiene racionalidad, pero puede no tenerla en el caso de algunos biomas ricos en biodiversidad, con una alta oferta de servicios ecológicos esenciales, como los Esteros del Iberá o la selva de yungas", explica Ernesto Viglizzo, coordinador del área estratégica de Gestión Ambiental, en el INTA. ¿En qué medida esta herramienta sería efectiva para disminuir el impacto del cambio climático en la producción rural? Según Viglizzo, para evaluar su utilidad, podría pensarse en las consecuencias de la falta de ordenamiento del territorio: "Una política no controlada de expansión de la frontera agropecuaria a expensas de bosques, humedales y pastizales en la alta cuenca del Plata (Cerrado Brasileño, bosque paranaense en Paraguay), puede alterar fuertemente el patrón pluviométrico regional y afectar a tierras ubicadas aguas abajo (tierras agrícolas y ganaderas aledañas a ríos que tributan sobre el Río de la Plata). Hoy podemos preguntarnos en qué medida la mayor frecuencia de lluvias e inundaciones que afectan a Entre Ríos y Santa Fe en los últimos 20 años no tienen su causa en una alteración progresiva del clima regional. Bien puede ser el resultado de un indeseable impacto transfronterizo que es consecuencia, a su vez, de una falta de ordenamiento territorial en la alta cuenca del Plata. Las inundaciones de Tartagal (Salta) pueden estar influidas por la deforestación no racional". A partir de esta línea de análisis cabe preguntarse si es posible conciliar la extensión de la frontera agrícola con la preservación de recursos naturales en áreas marginales para la producción. El técnico advierte que salvo en América del Sur y en algunas regiones restringidas de Asia y Africa, la expansión del área cultivable está "congelada". "En nuestro caso, mientras los brasileños avanzan sobre el Cerrado y la Amazonia, nosotros nos expandimos sobre los ambientes húmedos y subhúmedos del Gran Chaco argentino, y sobre tierras naturales del NOA. Y en general ese avance prosigue hasta que los ambientes marginales le ponen un límite. A veces el límite se alcanza con la destrucción irreversible de biomas valiosos". En opinión de Viglizzo, una estrategia ordenadora racional para el país consistiría en "intensificar la producción (poner más pisos al edificio) en áreas de alto potencial productivo, restringiendo el avance sobre tierras de alto valor ecológico". Como contrapartida, los dueños de estas tierras ricas en la "provisión de servicios ecológicos deberían ser compensados para evitar la tentación de sacar más rentabilidad a sus tierras". El especialista advierte que la remuneración por servicios ecológicos será una tendencia que se acentuará a escala global en el futuro y se convertirá en un "instrumento potente de ordenamiento territorial". Roberto Casas, director del Instituto de Suelos del INTA Castelar, señala, además, que algunos países europeos preparan normas que regularán el comercio internacional de commodities e implicarán exigencias en términos de conservación de recursos naturales como parte de la calidad total de los productos. Artículo extraído del diario La Nación
http://www.atcitrus.com/noticia.asp?seccion=cultivos&id=301
El cambio climático no sólo se impone como desafío para ajustar procesos productivos sino para pensar el territorio desde un punto de vista más amplio y complejo. Este es, según la comunidad científica, el paso previo a la construcción de una estrategia de aprovechamiento de los recursos, sin descuidar la conservación. El informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, impulsado por las Naciones Unidas, puso la voz de alarma. Allí se señala la importancia del ordenamiento territorial como recurso para mitigar los efectos de la variabilidad del clima en la economía agroindustrial. El concepto relaciona la gestión de un área y el impacto ecológico ambiental. Supone una evaluación previa de los beneficios y costos eventuales de cualquier cambio en el aprovechamiento de los recursos naturales y materiales de un ambiente específico. "En el caso de la actividad agropecuaria implica diferenciar políticas específicas para distintas ecorregiones y ecosistemas de acuerdo con su potencial económico y ecológico. Por ejemplo, impulsar la intensificación agrícola en la pradera pampeana tiene racionalidad, pero puede no tenerla en el caso de algunos biomas ricos en biodiversidad, con una alta oferta de servicios ecológicos esenciales, como los Esteros del Iberá o la selva de yungas", explica Ernesto Viglizzo, coordinador del área estratégica de Gestión Ambiental, en el INTA. ¿En qué medida esta herramienta sería efectiva para disminuir el impacto del cambio climático en la producción rural? Según Viglizzo, para evaluar su utilidad, podría pensarse en las consecuencias de la falta de ordenamiento del territorio: "Una política no controlada de expansión de la frontera agropecuaria a expensas de bosques, humedales y pastizales en la alta cuenca del Plata (Cerrado Brasileño, bosque paranaense en Paraguay), puede alterar fuertemente el patrón pluviométrico regional y afectar a tierras ubicadas aguas abajo (tierras agrícolas y ganaderas aledañas a ríos que tributan sobre el Río de la Plata). Hoy podemos preguntarnos en qué medida la mayor frecuencia de lluvias e inundaciones que afectan a Entre Ríos y Santa Fe en los últimos 20 años no tienen su causa en una alteración progresiva del clima regional. Bien puede ser el resultado de un indeseable impacto transfronterizo que es consecuencia, a su vez, de una falta de ordenamiento territorial en la alta cuenca del Plata. Las inundaciones de Tartagal (Salta) pueden estar influidas por la deforestación no racional". A partir de esta línea de análisis cabe preguntarse si es posible conciliar la extensión de la frontera agrícola con la preservación de recursos naturales en áreas marginales para la producción. El técnico advierte que salvo en América del Sur y en algunas regiones restringidas de Asia y Africa, la expansión del área cultivable está "congelada". "En nuestro caso, mientras los brasileños avanzan sobre el Cerrado y la Amazonia, nosotros nos expandimos sobre los ambientes húmedos y subhúmedos del Gran Chaco argentino, y sobre tierras naturales del NOA. Y en general ese avance prosigue hasta que los ambientes marginales le ponen un límite. A veces el límite se alcanza con la destrucción irreversible de biomas valiosos". En opinión de Viglizzo, una estrategia ordenadora racional para el país consistiría en "intensificar la producción (poner más pisos al edificio) en áreas de alto potencial productivo, restringiendo el avance sobre tierras de alto valor ecológico". Como contrapartida, los dueños de estas tierras ricas en la "provisión de servicios ecológicos deberían ser compensados para evitar la tentación de sacar más rentabilidad a sus tierras". El especialista advierte que la remuneración por servicios ecológicos será una tendencia que se acentuará a escala global en el futuro y se convertirá en un "instrumento potente de ordenamiento territorial". Roberto Casas, director del Instituto de Suelos del INTA Castelar, señala, además, que algunos países europeos preparan normas que regularán el comercio internacional de commodities e implicarán exigencias en términos de conservación de recursos naturales como parte de la calidad total de los productos. Artículo extraído del diario La Nación
http://www.atcitrus.com/noticia.asp?seccion=cultivos&id=301